TIEMPO DE ADVIENTO

El tiempo de Adviento es un período de cuatro semanas que precede a la Navidad y que se celebra en la Iglesia católica, en las iglesias de la reforma y en algunas iglesias ortodoxas. En este tiempo se prepara para la llegada de Jesucristo, se recuerda su nacimiento y se espera su segunda venida

ORACIONES EN pdf para los domingos.
Primer Domingo de Adviento
Cuarto Domingo de Adviento

Adviento: ¿Qué es el Adviento?


El Adviento es un tiempo especial de preparación con el que se da inicio a un nuevo “Año Litúrgico”, es decir, un nuevo año para la Iglesia Católica. El término "Adviento" proviene del latín “adventus”, que significa “venida”, “llegada”.

El Adviento está organizado en torno a los cuatro domingos previos a la Navidad, que luego se integran en la gran celebración del Nacimiento de Jesucristo, Nuestro Salvador, y su posterior Epifanía. Los días de Adviento componen un camino litúrgico y espiritual cuyo núcleo es la espera de la llegada de Jesús, el Verbo Encarnado .

Este 2024 el Tiempo de Adviento empieza el domingo 3 de diciembre y termina el domingo 24 de diciembre.

La liturgia

Durante el Adviento, el color que se usa en la liturgia de la Iglesia es el morado. Este color simboliza austeridad y evoca sentido de penitencia. Se usa porque ayuda a que los fieles sean conscientes de la necesidad de la conversión, de “estar preparados”, de que hay que avivar los corazones ante la inminente llegada del Señor.

Las lecturas bíblicas durante el Adviento están tomadas sobre todo del profeta Isaías (primera lectura), pero también de otros pasajes proféticos del Antiguo Testamento. Todas en referencia a la llegada del Mesías.

El profeta Isaías, San Juan Bautista y María de Nazaret son presentados por la Iglesia como los grandes modelos para estar debidamente preparados para recibir al Salvador.

El Tiempo de Adviento está dividido en dos partes:

Primera parte

Desde el domingo 3 de diciembre, Primer Domingo de Adviento, hasta el 17 de diciembre. Esta etapa tiene marcado carácter escatológico, de cara a la “segunda venida”, es decir, la venida del Señor al final de los tiempos.

Segunda parte

Desde el lunes 18 de diciembre al domingo 24 de diciembre. A estos días se les denomina la "Semana Santa" de la Navidad. Como último tramo previo al Nacimiento de Jesús, la Iglesia intensifica la preparación de los corazones orientándose a la meditación del misterio de la Encarnación, es decir, a la irrupción de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad en la historia: la Navidad.

La Corona de Adviento

La Corona de Adviento es un símbolo cristiano que la Iglesia Católica promueve como medio privilegiado para avivar el espíritu de espera y preparación para la Navidad.

Sentido: tener luz, esperanza y alegría

La también llamada "Corona de las luces de Adviento" debe ser siempre signo de gozosa esperanza; ella recuerda que la luz se irá abriendo paso en medio de la tiniebla y que la vida triunfará sobre la muerte. Esa luz no es otro que Dios hecho hombre, Jesucristo, luz del mundo, quien se abaja para caminar entre nosotros y darnos, con la entrega de su vida, la posibilidad de una vida más plena y auténtica.

Sabemos que donde hay luz, el miedo se disipa, podemos iluminar el camino y ver nuestros pasos; la luz nos congrega, porque podemos ver el rostro de quien va a nuestro lado.

Al encender, semana a semana, las cuatro velas de la corona nos iremos acercando gradualmente a la plenitud de la luz de Navidad.

Un poquito de historia

Desde antiguo, en Europa, las casas se llenaban de velas o cirios durante el invierno, cuyos días son habitualmente más cortos. En tiempos precristianos, esta práctica, además, se realizaba con ánimo de honrar al sol, el sol invictus (“el sol inconquistado”, o dios sol) al que se aguardaba con ansías cada mañana para que ilumine y caliente, hasta verlo brillar victorioso en los días de verano.

Esta costumbre, muy arraigada en los días de la Roma tardía, fue acogida después por los misioneros y evangelizadores cristianos, quienes la encontraron muy apropiada para significar el misterio de la venida de Cristo al mundo, al encuentro de la creación expectante.

Posteriormente, entre los siglos XVIII y XIX, en Alemania, se difundió la costumbre de adornar los hogares con guirnaldas hechas con hojas y ramas pequeñas de pino verde en los días previos a la Navidad. La particularidad de las hojas de pino y de otras plantas de la familia de los abetos consiste en que mantienen vivos sus colores aún bajo las condiciones invernales del hemisferio norte. La tradición de las guirnaldas había pasado de los templos católicos y protestantes para arraigarse como costumbre en las casas de las familias cristianas.

Con el tiempo, los católicos vincularon el símbolo de las guirnaldas con el de la luz, y estos con el tiempo litúrgico del Adviento, que consta de 4 domingos, finalmente representados por cuatro velas o cirios sobre la corona. Es importante que no pasemos por alto la bendición de la corona, cuando sea posible, porque así se subraya su significado religioso.

La Corona de Adviento está formada por una gran variedad de símbolos:

La forma circular

El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, es decir, sin comienzo ni final. Nuestro amor a Dios y al prójimo deben procurar ser de la misma manera: para siempre.

Las ramas verdes

El verde es el color de la esperanza y la vida, y Dios es Dios de vivos y no de muertos. Él quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y su gloria eterna al final de la existencia. El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser “reverdecer” siempre, por la unión estrecha con Dios, nuestro Padre.

Las cuatro velas

Nos hacen pensar en la oscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue alimentando poco a poco la esperanza de salvación. Esa esperanza fue iluminando el universo como las velas de la corona iluminan el lugar. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, la historia se fue esclareciendo cada vez más hasta la llegada de Cristo.

Son cuatro velas las que se colocan en la corona y que se encienden, una a una, durante los cuatro domingos de Adviento en el marco de la oración en familia. Las tres primeras son de color morado y se encienden el primer, el segundo y el cuarto domingo. Entre las velas debe haber una de color rosado que se enciende el tercer domingo, conocido como el domingo de Gaudete o ‘de la alegría’. Este domingo tiene un significado especial asociado a la conciencia del gozo creciente porque el Señor está cada vez más cerca.

Otros símbolos:

A veces, se colocan también manzanas rojas o frutos secos de color madera o rojizo en la corona para representar los frutos del jardín del Edén, recordando a Adán y Eva. Ellos hicieron ingresar el pecado al mundo, pero recibieron luego la promesa del Salvador Universal.

Es posible colocar un listón rojo recorriendo el contorno de la guirnalda, o puesto como un lazo. Este representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.

Sugerencias

Los domingos de Adviento la familia o la comunidad se reúne en torno a la corona de Adviento. Luego, se lee la Biblia o se hace alguna meditación u oración. La corona se puede llevar al templo para ser bendecida por el sacerdote.

a) Es recomendable elaborar la Corona de Adviento en familia, aprovechando el momento para motivar a los niños explicándoles el sentido de esta costumbre y su significado.

b) La corona deberá ser colocada en un sitio especial dentro del hogar, de preferencia en un lugar fijo donde la puedan ver todos, de manera que recuerde constantemente la expectativa por la llegada de Jesús y la importancia de prepararse para ese momento.

c) Es conveniente fijar con anticipación el horario en el que se realizará la oración y el encendido de las velas. Planificar las cosas con tiempo y dedicación hará que todo salga mejor y que especialmente los niños vean y comprendan que se trata de algo importante. Así como preparamos la visita de un invitado importante con la anticipación debida, así debemos prepararnos para recibir al invitado más importante que podemos tener en familia: el Señor Jesús.

d) Es conveniente también distribuir funciones entre los miembros de la familia de modo que todos participen y se sientan involucrados.

Por ejemplo, es recomendable que haya:

  • un encargado de tener arreglado y limpio el lugar donde irá la corona,
  • un encargado de encender y apagar las luces,
  • un encargado de dirigir los cantos o de poner la música apropiada como un villancico, cuando la familia se reúna para orar junto a la corona,
  • un encargado de dirigir las oraciones,
  • un encargado de leer las lecturas predeterminadas.
Bendición del árbol de Navidad
El ministro, al comenzar la celebración, dice:
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Todos responden: Que hizo el cielo y la tierra.

Uno de los presentes, o el mismo ministro, lee un breve texto de la sagrada Escritura, por ejemplo: Is 60, 13: “Vendrá a ti, Jerusalén, el orgullo del Líbano, con el ciprés y el abeto y el pino, para adornar el lugar de mi santuario y ennoblecer mi estado”.

Luego el ministro, si es sacerdote o diácono, con las manos extendidas, si es laico, con las manos juntas, dice la oración de bendición:

Bendito seas, Señor y Padre nuestro, que nos concedes recordar con fe en estos días de Navidad los misterios del Nacimiento de Jesucristo. Concédenos, a uienes hemos adornado este árbol y lo hemos embellecido con luces, vivir también a la luz de los ejemplos de la vida santa de tu Hijo y ser enriquecidos con las virtudes que resplandecen en su santa infancia. Gloria a él por los siglos de los siglos. Amén

www.ewtn.com

Adviento | EWTN

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¿Por qué celebramos el Adviento?

El Catecismo de la Iglesia Católica, en su número 524, nos dice:

Al celebrar anualmente la liturgia de Adviento, la Iglesia actualiza esta espera del Mesías: participando en la larga preparación de la primera venida del Salvador, los fieles renuevan el ardiente deseo de su segunda Venida (cf. Ap 22, 17). Celebrando la natividad y el martirio del Precursor, la Iglesia se une al deseo de éste: "Es preciso que él crezca y que yo disminuya".

¿Por qué es importante el Adviento para la Iglesia Católica?

Es un tiempo de preparación para celebrar la Encarnación del Hijo de Dios en Navidad. Así como cada año la Navidad parece empezar con más anticipación en lo comercial, los fieles deben tratar de preparar el corazón para acercarse más al Señor. La Madre Angélica, fundadora de EWTN, dijo una vez:

No dejemos que se nos pase este tiempo sin dar espacio en nuestros corazones a una profunda espiritualidad que nos permita meditar. Meditar el misterio de cómo y por qué este Dios omnipotente, antes quien los ángeles tiemblan, haya descendido y haya vivido nueve meses en el vientre de la mujer más pura y santa de todos los tiempos, pasado y futuro. Él estuvo confinado en un vientre con esa Inteligencia Infinita, ese Poder Infinito y ese Poder del Espíritu Santo.

¿Cómo prepararse durante el Adviento?

En primer lugar, es bueno destinar más tiempo a rezar, puede ser los Misterios gozosos del Rosario, la Corona franciscana y la Novena de Navidad (ver más abajo); todas devociones que nos ayudan a pensar en el misterio de la venida del Señor al mundo.

También es importante leer las Sagradas Escrituras, especialmente los relatos de la infancia de Jesús en Mateo y Lucas. El Catecismo de la Iglesia Católica, en los capítulos 2 y 3 de la segunda parte del Credo, expresan la fe de la Iglesia en la Encarnación y la Natividad del Señor.

Por último, para preparar verdaderamente el corazón, es importante hacer una Confesión al menos una vez durante este tiempo; y quizás ir a Misa durante los días de semana y hacer adoración eucarística cuando sea posible.

¿Cómo se vive el Adviento?

El Adviento es una pequeña Cuaresma: comienza recordando que Cristo vendrá como Juez al final de los tiempos; es un tiempo para pensar en la santidad con la que debemos prepararnos para recibir al Señor. Por eso, aunque no es estrictamente un tiempo de penitencia, los fieles deben volver a poner la mirada en Jesús mediante la oración, la limosna y el sacrificio.

En la última parte del Adviento, esperamos con alegría su Primera Venida, en Belén. Una buena forma de hacerlo es meditar las antífonas de Adviento que se usan en la Misa, porque cada una evoca un título mesiánico de Cristo del Antiguo Testamento.

¿Cuáles son los símbolos de Adviento?

El Adviento tiene muchos símbolos: el calendario, la corona con velas, el árbol de Jesé, el pesebre (sin el Niño Jesús hasta la Navidad). Cada uno de estos símbolos puede convertirse en una tradición familiar y un excelente medio para enseñar a los hijos a preparar el corazón para el Nacimiento de Jesús.

¿Por qué se usa el color morado en el Adviento?

El año litúrgico utiliza diferentes colores para los distintos tiempos litúrgicos. La instrucción Redemptionis Sacramentum (121) expresa: «La diversidad de los colores en las vestiduras sagradas tiene como fin expresar con más eficacia, aun exteriormente, tanto las características de los misterios de la fe que se celebran como el sentido progresivo de la vida cristiana a lo largo del año litúrgico».

El violeta o morado, símbolo de sufrimiento y penitencia, es, por tanto, el color litúrgico tanto de Adviento como de Cuaresma.

¿Qué representan las cuatro velas de Adviento?

Las velas señalan las cuatro semanas de Adviento. El primer domingo de Adviento se enciende una vela violeta; el segundo domingo se enciende una segunda vela violeta. El tercer domingo, se enciende una vela rosa, y el cuarto domingo, la última vela, violeta. Estos colores coinciden con los colores de las vestimentas de cada una de esas semanas: violeta, penitencia; rosa, alegría.

La Corona de Adviento nos recuerda el tiempo antes de Jesús, cuando el mundo vivía una oscuridad espiritual. Durante Adviento, recordamos los días del Antiguo Testamento, mientras anticipamos con ansias el Nacimiento de Jesús en Navidad.

¿Qué vela se enciende primero?

Primera semana: : Una vela violeta.
Segunda semana: Adicionalmente a la vela encendida la primera semana, se enciende otra vela violeta.
Tercera semana: Se encienden las dos velas de las semanas anteriores y la vela rosada.
Cuarta semana: Se encienden las cuatro velas.

¿Qué oraciones y prácticas se asocian al Adviento?

Los Misterios gozosos del Rosario pueden ayudarnos a poner la atención en la Encarnación de Jesús. También suele rezarse la Novena de Navidad durante todo el Adviento.

¿Cuál es el significado del Tercer Domingo o Domenica Gaudete?

La palabra latina gaudete (alégrate) es la primera palabra de la antífona de entrada de la Misa del tercer domingo de Adviento. Nos llama a alegrarnos porque se acerca la venida del Señor. Ese día, el sacerdote se reviste con vestimentas rosadas en lugar de moradas.

¿Qué es la Novena de Navidad?

Esta novena es una oración especial para los últimos nueve días de Adviento, desde el 16 de diciembre hasta Nochebuena. Ayuda a preparar el corazón para la Natividad del Señor. La oración es la siguiente:

Bendita y alabada sea la hora y el momento
en que el Hijo de Dios nació
de María la Virgen Purísima,
a medianoche, en Belén,
en el frío penetrante.
En esa hora, dígnate, ¡Oh Dios mío!
escuchar mi plegaria y conceder mis deseos
(mencionar la intención),
por los méritos de Nuestro Salvador Jesucristo,
y por su bendita Madre. Amén.

REZAR LA NOVENA CON MEDITACIONES

¿Qué es el árbol de JESÉ?

El árbol de Jesé nos enseña la historia de la salvación a través de la genealogía de Jesús. En Isaías 11,1-3, leemos lo siguiente:

Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará. Reposará sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh. Y le inspirará en el temor de Yahveh.

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¿Cuál es el origen del árbol de JESÉ?

El árbol de Jesé es una práctica medieval de origen incierto. Sin embargo, desde el siglo XI, se lo ve representado en una página iluminada (ilustrada) del Códice Vyšehrad de Bohemia (ahora parte de República Checa), un libro del Evangelio románico iluminado.

¿JESÉ significa JESÚS?

No, Jesé es el padre del Rey David y un ancestro de Jesús. Así, los reyes davídicos provienen todos “del tronco de Jesé” (Is 11,1-3). Esa es uno de los signos del Mesías, que se cumple en el Señor.

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