El sentido de la palabra justo, se entiende como aquel que se “ajusta” a la voluntad de Dios. San José es el ejemplo perfecto de esta justicia: al descubrir que María estaba embarazada antes de vivir juntos, decidió no exponerla y actuar en silencio, hasta que un ángel le reveló en sueños que todo era obra del Espíritu Santo. Con fe y obediencia, José aceptó su misión y formó la Sagrada Familia junto a María y Jesús.
La Iglesia Católica enseña que ser justo implica ajustarse a la voluntad de Dios, cumpliendo con sus mandamientos y buscando vivir de acuerdo con su plan divino de amor y misericordia.
En las Escrituras
En el Salmo 106 (Salmo 107 en la versión de la Biblia) versículo 42 se menciona: 'quia iniquitatem suam odit et nutritum eorum in captivitatem redigit; propter initia servierunt et humiliati sunt' (Sal 107, 42), lo que nos recuerda que Dios odia la iniquidad y lleva a los injustos a la esclavitud, mientras que aquellos que sirven a Dios son humillados.
La enseñanza es que ser justo no significa simplemente obrar bien según criterios humanos, sino vivir en plena sintonía con lo que Dios pide, confiando en que Él da la gracia para cumplirlo.
Según los Padres y Doctores de la Iglesia
Santo Tomás de Aquino en su Suma Teológica aborda la justicia como una virtud que consiste en dar a cada uno lo que le corresponde. Para él, la justicia perfecta consiste en ajustarse a la voluntad divina, ya que Dios es la suprema justicia en sí mismo.
Según el Magisterio de la Iglesia
El Concilio de Trento enseñó que la justificación es un acto del amor de Dios que transforma interiormente al ser humano, haciéndolo justo y digno de la vida eterna. A través de la justificación, el hombre es renovado según la imagen de Aquel que lo creó, es decir, a imagen de Dios (cf. Concilio de Trento, Sesión VI, capítulo VII).
Lo que han dicho los papas
San Juan Pablo II en su encíclica 'Veritatis Splendor' resalta que la Ley de Dios es expresión de su sabiduría y amor, y que el hombre encuentra su plenitud al cumplirla. Ajustarse a la voluntad de Dios, que se revela a través de sus mandamientos y de la conciencia moral, es el camino hacia la verdadera libertad y plenitud humana.
Reflexión final:
La vida de san José nos recuerda que la verdadera justicia nace de la fe y del amor a Dios, que nos invita a abandonar nuestros planes para abrazar los suyos. Ser justos, como él, es aprender a confiar incluso cuando no entendemos del todo lo que ocurre, seguros de que la voluntad divina siempre conduce a un bien mayor.
ANOTACIONES FINALES:
✨ Ser justo no es solo “portarse bien”: es ajustarse a la voluntad de Dios.
San José nos enseña que la fe y la obediencia abren caminos de amor y esperanza.