¿Dios lo perdona todo?

La pregunta sobre si Dios perdona todo enfrenta a cada persona con la realidad de su pecado y la necesidad de arrepentimiento. La fe cristiana enseña que Dios es infinitamente misericordioso y siempre está dispuesto a recibir a quienes se acercan a Él con un corazón contrito. La Escritura recuerda que incluso cuando el ser humano se siente perdido, Dios nunca lo olvida ni abandona: “Aunque ella se olvide de su hijo, yo no me olvidaré de ti”.

Jesús, encarnado y humano, comprendió la tentación y el pecado, mostrando con su vida, muerte y resurrección que el amor divino es verdadero y activo. Historias como la del Buen Ladrón en la Cruz o la del Hijo Pródigo demuestran que el perdón de Dios está disponible, pero requiere un acto de fe y arrepentimiento del pecador. El perdón no es automático; la persona debe abrir su corazón, reconocer su alejamiento de Dios y decidir volver a Él.

La misericordia divina, por tanto, no es ilimitada en el sentido de que cualquiera pueda ignorar a Dios sin consecuencia, sino que está siempre disponible para quienes buscan sinceramente reconciliarse. Un cristiano que experimenta esta gracia aprende a ser más indulgente y compasivo con los demás, reconociéndose primero como un pecador perdonado.

La infinita misericordia de Dios nos invita a nunca perder la esperanza, incluso en los momentos de mayor culpa. Reconocer nuestros errores y volver a Él transforma la desesperación en reconciliación, enseñándonos que el amor de Dios siempre supera nuestras faltas cuando hay arrepentimiento sincero.

Dios perdona a quienes se arrepienten.
Como el Buen Ladrón o el hijo pródigo, siempre podemos volver a sus brazos abiertos. El perdón requiere contrición, pero su misericordia es infinita.